Es lógico pensar que el arte
puede no tener un uso, ya que no representa una actividad básica de la
supervivencia humana, sin embargo, es un signo de que cierta cultura se
encuentra en desarrollo y que posee la sensibilidad suficiente para empezar a
crear productos culturales.
Los productos culturales son
aquellas manifestaciones que expresan la visión de una comunidad, por lo que su
función –y la del arte– es llenar las necesidades estéticas y recreativas del
ser humano. Por esta razón, someter estas manifestaciones a un sistema
estructurado no es sencillo y mucho menos determinar su valor. Entonces, ¿por
qué es importante el arte? ¿por qué vale tanto? Porque históricamente ha sido
el testigo visual de la evolución del ser humano y sus ideas.
Es lógico pensar que el arte
puede no tener un uso, ya que no representa una actividad básica de la
supervivencia humana, sin embargo, es un signo de que cierta cultura se
encuentra en desarrollo y que posee la sensibilidad suficiente para empezar a
crear productos culturales.
Los productos culturales son
aquellas manifestaciones que expresan la visión de una comunidad, por lo que su
función –y la del arte– es llenar las necesidades estéticas y recreativas del
ser humano. Por esta razón, someter estas manifestaciones a un sistema
estructurado no es sencillo y mucho menos determinar su valor. Entonces, ¿por
qué es importante el arte? ¿por qué vale tanto? Porque históricamente ha sido
el testigo visual de la evolución del ser humano y sus ideas.
En sus inicios, el arte comenzó
como una manera de representar cómo percibimos el universo, por lo que tuvo un
motivo místico y espiritual. Conforme las sociedades fueron evolucionando, éste
adquirió un valor decorativo –que marca el inicio del diseño– como también
estético, el cual se compaginaba con lo religioso –aquí nace el sentido
arquitectónico y escultórico de esta disciplina– que derivó en construcciones o
representaciones elaboradas.
Cuando el arte llegó a su límite
en motivos religiosos, volvió su mirada hacia el ser humano exaltando su
belleza e ideales –Renacimiento–. Arte y vida comienzan a conjugarse, por lo se
que empieza a retratar momentos y personas importantes, como también escenas
cotidianas.
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